martes, 6 de abril de 2010

VARGAS Y EL PROBLEMA DE LA ESCLAVITUD


José María Vargas, digno representante de su época, se puede considerar como un hombre que siempre propendió al sostenimiento del orden establecido en el tiempo que le correspondió vivir. Uno de los elementos distintivos de ese orden fue la permanencia y profundización del régimen esclavista.
Definitivamente, esa generación de “independentistas” que llevó a cabo el proceso que culminó con la emancipación de Venezuela, jamás se propuso el establecimiento de una sociedad igualitaria. Muy por el contrario, el sistema que sometió a la esclavitud a una gran cantidad de individuos descendientes de quienes fueron secuestrados y traídos desde África, fue producto de diversos procesos de revisión en los cuales, finalmente, siempre el propietario tenía el apoyo del Estado para continuar en posesión de los esclavizados o, en todo caso, recibir la “debida” indemnización.
Es precisamente un escenario parlamentario, el Congreso Constituyente de 1830, donde se elabora una propuesta para revisar un sistema de manumisión basado en una Ley de 1821, la cual establecía que los individuos que nacieran a partir de su promulgación, serían libres a la edad de 18 años, por lo cual ha fue denominada Ley de Libertad De Vientres, otorgando preferencia a personas jóvenes que tuviesen una conducta “oficiosa” y no asumieran una posición “levantisca”.
La Comisión de Manumisión de 1830, conformada por los individuos profundamente conservadores, estuvo presidida por José María Vargas, al cual se le atribuye la redacción del informe final sometido a consideración del cuerpo que elevaba la edad para ser manumitidos a 25 años, con preferencia en ancianos y enfermos, lo cual significaba un deterioro de las condiciones de quienes tenían la esperanza de libertad, condicionada, pero libertad al fin.
El debate parlamentario estableció una media en la edad llevándola a 21 años, pero siempre fue una cuestión de honor no liberar a los esclavizados jóvenes y sanos sino a los ancianos y enfermos los cuales serían cancelados a sus propietarios a buenos precios, lo que significaba una situación ventajosa para los poseedores de mano de obra esclavizada.
La posición de Vargas fue muy clara, era inconveniente liberar a los esclavizados porque de esa manera se atentaba contra la “sagrada” propiedad privada, además de ello era partícipe de la idea según la cual los esclavizados no estaban preparados para ser libres y su libertad se convertiría en un problema de orden público, al tener el Estado que establecer medidas para su sometimiento y, finalmente, suponía que la liberación de los mismos sería la ruina de la producción porque después de todo ¿quién trabajaría la tierra?
Fue esta, pues, la posición con respecto al problema de la esclavitud planteada por José María Vargas expresada a manera de síntesis, que lo proyecta como un individuo perteneciente a un sector social que buscaba la permanencia de los privilegios acumulados de los cuales se creían merecedores. Una mentalidad conservadora y, por consiguiente, sostenedora del orden establecido.

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