martes, 6 de abril de 2010

EL ESTADO GUAIRA: UN DEBATE NECESARIO

Gran revuelo ha alcanzado nuestra propuesta de cambio de nombre del Estado. Hemos puesto sobre la mesa algunos elementos de carácter histórico y otros relativos a nuestra verdadera idiosincrasia, los cuales han sido atacados por quienes, a falta de argumentos, sólo les queda la iniciativa de llevar la discusión hacia los mediocres predios de la politiquería. Por ello debemos hacer algunas aclaratorias, a todos los habitantes de La Guaira a fin de salirle al paso a algunos señalamientos infundados.
Nuestra postura de cambio de nombre del Estado Vargas a Estado Guaira, nada tiene que ver con los comentarios esgrimidos por el Presidente de la República. Aunque podamos compartir algunos de ellos, este Cronista y otras personas tenemos cinco años con este planteamiento y sorprende que el mismo no haya sido rebatido ayer con la misma fuerza con que lo hacen hoy. ¿Tendrá esto algo que ver con la proximidad de algunos comicios electorales? Ojalá que no, pero….
Por otro lado se ha argumentado que estas acciones, entonces, podarían implementarse en otros estados de Venezuela, como por ejemplo, cambiar el nombre del Estado Zulia a Estado Maracaibo, con la intención de banalizar nuestra propuesta.
Si al Zulia le cambian el nombre por Estado Maracaibo, la gente de allí se seguirá sintiendo zuliana, porque esa es su idiosincrasia, lo mismo ocurriría con cualquier otro Estado de Venezuela y fue eso lo que ocurrió en estas tierras cuando, sin consultar con nadie y sin ningún tipo de debate, pusieron a este Estado el nombre que tiene actualmente y nos seguimos sintiendo guaireños y guaireñas, porque ese es nuestro gentilicio.
Otro de los sesudos argumentos de los políticos que se oponen a la propuesta, es que la misma no resuelve el problema de la inseguridad. Por supuesto que no, porque no es una medida dirigida a combatir ese flagelo, es más bien una medida dirigida a corregir una distorsión creada en el año 1998 con respecto a nuestro gentilicio.
Finalmente, nos parece inmensamente interesante el debate que ha surgido a raíz de nuestra propuesta, pero finalmente es el pueblo en general el que lo debe decidir. Palabra del pueblo es palabra de dios.

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