martes, 6 de abril de 2010

PETRA MONTOYA

Quizás el nombre que titula este trabajo no sea conocido para mucha gente, pero al mencionar el negocio que ella regentaba la cosa cambia: La Pedrera, famoso lugar inmortalizado en aquella película llamada “El Pez Que Fuma”.
Petra Montoya fue una mujer luchadora, recordada más por su sensibilidad social que por su habilidad para administrar aquel burdel. Muy querida en su comunidad Petrica, como le llamaban, se dedicó a la atención de los problemas que aquejaban al barrio que tomó como topónimo el nombre del aquella “casa de citas”.
Hacia 1949 funda Petrica un comedero, el cual ofrecía servicios a los obreros de la cantera que existía aledaña al río Curucutí y por la cual llevó su nombre el muy visitado negocio. En ese lugar también se expendía cervezas y no era más que un rancho de madera, más tarde, en un terreno alquilado a Felipe Galiardi, se construiría el bar y restaurante “Dancing La Pedrera”.
La pedrera se convirtió en un famoso sitio de encuentro para hombres dispuestos a pagar por un poco de placer, pero también de personas que necesitaban cualquier tipo de ayuda. Petrica se convirtió en la más popular madrina de bodas y niños, por intermedio de la cual las parejas contrayentes ya contaban, por lo menos, con principales implementos del hogar y los niños con una madrina que siempre velaría por ellos.
Pero la labor más importante de petrica la desarrolló no dentro del famoso burdel, sino afuera, en la comunidad que ella misma ayudó a fundar y a la cual dotó de luz, agua y vialidad, erogados con los ingresos de su negocio. Petrica instaló en el sector Piedras Blancas de Montesano una bomba de agua, para surtir a todo el barrio del vital líquido y fueron innumerables las ayudas para gastos médicos y funerarios que beneficiaron a los habitantes de su comunidad, además de ayudas para ancianatos y albergues de niños lo que, hasta donde este cronista sabe, no ha hecho ningún otro propietario de negocio.
Muchas serían las historias que correrían en el imaginario popular acerca de lo que ocurría y lo que no ocurría en La Pedrera que, para 1999, se vio severamente afectada por la inundación que azoto al Litoral Central, dejando a petrica a merced de la solidaridad de familiares y amigos. Desde ese momento, con muchos años a cuesta, comenzó a peregrinar en la búsqueda de la dádiva gubernamental para conseguir una solución habitacional, cosa que no pudo obtener a pesar de haber dado tanto a una comunidad donde ella misma asumió la labor que debieron cumplir unos gobiernos que ni siquiera se asomaron al barrio La Pedrera. Petra Montoya murió a los 95 años sin poder obtener un hogar donde pasar sus últimos días, hoy queda un populoso sector desamparado de la única ayuda desinteresada con que siempre contó.

2 comentarios:

  1. wao de verdad que entre aqui por curiosidad y jamas pense, que alguien fuera hecho tantas cosas x la pedrera. soy del estado vargas

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  2. Es interesante y a la vez muy triste, saber cómo fueron los últimos años de vida de Doña Petra Montoya. Solo Dios reconocerá su buena labor que realizó.

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