jueves, 3 de noviembre de 2011

LLEGO MANUELA

LLEGO MANUELA

El pasado sábado 3 de julio arribó a La Guaira, los restos simbólicos de Manuela Sáenz. Un puñado de tierra del lugar donde se supone pudo haber estado la casa donde paso sus últimos años y donde murió, fue trasladado desde el Perú hasta Caracas, pasando por el Táchira y La Guaira para luego reposar por el resto de la eternidad al lado de quien fue su compañero de amores y luchas.

Hablar de Manuela es referir la mujer valiente, esa que se enfrentó a los prejuicios sociales y decidió terminar su vida con quien la propia vida le puso en el camino para ser feliz. Escándalo, vergüenza, chismes, reproches; todo lo soportó, pero no sólo por amor a un hombre sino, y de manera principal, por amor a una idea.

Referirse a Manuela solo como la amante del Libertador, es una de los objetivos de esa historia castradora y burguesa que construyeron quienes generaron el culto a Bolívar y hoy se quejan de la predilección por libertador en los tiempos presentes. Pensar que el papel de ella sólo se limitó a la cama y las caricias, es una de las más grandes estupideces, producto de la ignorancia supina de algunos opinadotes de oficio.

Manuela Sáenz fue quien coordinó junto a Bolívar muchos de los hechos trascendentales que definieron la lucha por la independencia de América y que la historiografía burguesa ha silenciado e invisibilizado. Fue ella quien valientemente enfrentó a la canalla que intentó asesinar al Libertador en 1828, lo que le valió el título de Libertadora del Libertador que todavía hoy detenta.

Los actos realizados para recibir los restos simbólicos de Manuela se llevaron a cabo en medio de una solemnidad que, desde mi punto de vista es hasta chocante. Si se hubiese seguido los mismos caminos y senderos que siguieron los restos de Bolívar cuando pasaron por La Guaira, quizás sería más interesante en el marco del encuentro de los dos personajes. Una misa en la Ermita del Carmen en las alturas de La Guaira y luego el traslado hasta Caracas por el antiguo camino mal llamado “de los españoles”; esa hubiese sido la ruta ideal de Manuelita hacia Bolívar.

En fin, La Guaira recibió con el mayor de los orgullos a nuestra Manuelita, y digo nuestra porque ella es de todos los americanos, revolucionarios, que vemos en ella un ejemplo a seguir, una luz para alumbrar el camino hacia la libertad, o sea, la conclusión de un sueño que ni ella ni Bolívar pudieron ver hecho realidad.

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